Sebastián Piñera impondrá el próximo 11 de marzo a Gabriel Boric, presidente electo, la piocha de O’Higgins, estrella de cinco puntos que se engancha del extremo de la banda presidencial y que es el símbolo del traspaso político en Chile y también del propio poder, el equivalente –salvando las distancias– al bastón de mando en los militares o el cetro en los monarcas y emperadores.
Comenzarán entonces los 4 años de mandato del presidente más joven que haya tenido nunca el país andino. Con 36 años recién cumplidos, Gabriel Boric se convertirá también en el dirigente más joven del mundo en ejercicio. Otro dato a tener en cuenta es que relevará en el cargo a un Sebastián Piñera de 72 años, es decir, el doble de la edad del futuro presidente de Chile, quien podía ser perfectamente su hijo. De hecho, Piñera tiene 4 hijos y los cuatros son mayores que el propio Gabriel Boric.
El relevo generacional, el ascenso imparable hacia el poder de los que hasta hace una década eran sólo estudiantes y dirigentes estudiantiles muestra muy a las claras la evolución que se ha producido en la sociedad chilena, donde una mayoría vive al día con lo justo y desea poder acceder a servicios básicos (Educación, Sanidad) sin tener que endeudarse de por vida. El cambio y el hartazgo de buena parte de los chilenos ante los políticos tradicionales y veteranos alejados de las necesidades reales de la gente, las promesas de la alianza de izquierdas liderada por Boric, un muy discutido mandato del conservador Sebastián Piñera y la movilización, precisamente, de la juventud chilena en la segunda vuelta han sido factores clave para su triunfo.
Así, entre una propuesta de derecha pura y dura representada por José Antonio Kast y otra claramente de izquierdas encabezada por el joven Gabriel Boric, ha triunfado de manera rotunda la segunda (es el presidente chileno más votado de la historia).
La célebre escritora chilena Isabel Allende resumía recientemente en una frase el que puede ser también el sentir de buena parte de quienes han aupado con su voto a Boric hasta llevarle a La Moneda: “Ya es hora de que los viejos carcamales en Chile se vayan a su casa.”
UN GOBIERNO NO TAN RADICAL
Las incógnitas sobre cómo será el gobierno del izquierdista Gabriel Boric se han despejado al anunciar hace pocos días a los hombres y mujeres que formarán parte de su gabinete, algo que ha tranquilizado a los mercados, inversores, comunidad internacional y, sobre todo, a los propios chilenos, quienes votaron más por rechazo a otro gobierno de tinte aún más conservador que el último y polémico de Piñera que por ser de izquierda radical o comunista la mayoría de su población.
Boric se ha rodeado de sus más fieles y principales compañeros desde la lucha estudiantil que les unió hace una década: así, Giorgio Jackson del Frente Amplio asumirá Presidencia, la diputada comunista Camila Vallejo será la Portavoz y la independiente, Izkia Siches será ministra del Interior.
Además, ha tenido otros gestos muy significativos en un gabinete con mayoría de mujeres –14 frente a 10– y comprometido con las luchas feministas. El que más llama la atención es el nombramiento como ministra de Defensa de la socialista Maya Fernández, nieta del ex presidente Salvador Allende y que estará al frente de las fuerzas armadas.
Pero el anunciado gabinete de Gabriel Boric ha suavizado su tono con la inclusión de otros miembros de un perfil más técnico, menos político y con alto prestigio en sus respectivos ámbitos. El caso más evidente y el que más ha tranquilizado a todos es el del futuro ministro de Hacienda, el veterano Mario Marcel, actual presidente del Banco Central, un economista moderado y respetado transversalmente por haber sido en Chile uno de los garantes de la disciplina macroeconómica de los últimos años. Por su labor fue elegido “Gobernador del año” para el periodo comprendido entre julio de 2020 y junio de 2021 por la plataforma LatinFinance.
La nominación del ministro de Hacienda era esperada como una de las de mayor relevancia en el gabinete de Boric dados los cambios profundos que ha prometido el presidente en materias tan sensibles como tributos y pensiones. Con Mario Marcel al frente, las reformas prometidas deberán seguir un cauce razonable y sin colapsar la economía chilena.
CARRERA POLÍTICA METEÓRICA
Las huelgas y movilizaciones exigiendo una educación gratuita y de calidad en el año 2011 sacaron del anonimato al propio Boric y al núcleo duro del que se rodeará ahora en la Casa de la Moneda, Vallejo, Jackson y Siches, de la misma generación y con trayectorias paralelas. Una carrera política meteórica que, en tan sólo una década, les ha llevado a dirigir el país andino desde el próximo 11 de marzo para el periodo 2022-2026.
El presidente parece que iniciará una senda socialdemócrata y más pragmática cuando asuma el poder y de hecho, así se vio ya en campaña al moderar su discurso para ampliar sus apoyos tras el triunfo de Kast en la primera vuelta. Sería lo más deseable, pues los chilenos no son radicales de izquierdas, tan sólo pretenden mejorar su vida y para ello le han prestado ahora su voto, confiando en que estos jóvenes políticos consigan mejorar las cosas que llevan años estancadas cuando no agravadas, el acceso a la Educación y la Sanidad, la disminución de la precariedad, la profunda desigualdad existente en el país andino y el preocupante conflicto mapuche en el sur, entre otras.
Ojalá sea así por el bien de los chilenos.